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Escritos islámicos
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4 mai 2009

La educación y la cortesía (parte 2)

La educación y la cortesía al entrar en casa:

La sunna (tradición del Profeta (SAAWS) nos enseña una práctica muy educada antes de entrar en nuestras casas. Efectivamente, es sunna que antes de entrar en tu casa, llames al timbre de la puerta y esperes unos segundos. Esta bella práctica tiene dos objetivos:

1-     El Islam da mucha importancia al hecho de que veas a tu mujer siempre en su mejor imagen. Mediante esta práctica de la sunna, das a tu mujer la oportunidad de arreglarse en caso que su pelo o su vestido estén descuidados y de este modo podrá ella guardar siempre la mejor apariencia para ti, cumpliendo con el hadîz que nos informa de la mejor esposa diciendo: [cuando él la mira, se alegra].

2-     El  Profeta nos enseña que no está bien que los esposos desconfíen de sus esposas. Hay algunos hombres que, como norma, desconfían de sus mujeres. El profeta quiere arrancar esta desconfianza de los corazones y de las mentes porque no es correcto ni cortés tratar a tu esposa de esta forma. Debes confiar en ella. Por eso debes llamar al timbre primero para avisarle de tu llegada y, luego, entrar.

¡Qué refinamiento! Es una práctica muy sencilla, sin embargo tiene mucho efecto en la relación conyugal.

·                    La educación y la cortesía en la calle:

Para hablar con franqueza, la educación en las relaciones interpersonales y el buen comportamiento en la calle han desaparecido casi por completo. Por eso, vamos a tratar varias conductas erróneas:

1) La forma de andar:

En casa nos han enseñado desde pequeños que no debemos caminar deambulando, así como tampoco dando patadas a las piedras que encontramos en el suelo... ¿No es cierto?

Fíjate como describieron la forma de andar del Profeta (SAAWS): "Cuando andaba, lo hacía deprisa pero sin llegar a correr”. Esta es una forma de andar decente, muy educada, que no conlleva ni relajación ni precipitación.

Al-Qor’ân también trató este asunto: “Y los siervos del Misericordioso son aquellos que caminan por la tierra modestamente”, Sura de Al-Furqân (El Discernimiento) 25, aleya 63].

Es una forma de andar modesta, educada y que se aleja de la presunción y de la soberbia. Al mismo tiempo muestra serenidad y  sensatez. 

2) la manera de usar la señal acústica del coche:

En las calles egipcias, el buen comportamiento en este punto brilla por su ausencia. Cuando un joven desea llamar a su amigo, que está en su casa, en lugar de llamarle al timbre, prefiere quedarse en su coche y usar la bocina excesivamente, molestando a los vecinos sin ningún tipo de cortesía. Y todo eso por que le da pereza salir del coche y subir a su casa a llamarlo. Incluso este pequeño asunto ha sido tratado en Al-Qorâ'n:

[(4) Esos que te llaman desde la parte de atrás de los aposentos privados en su mayoría no razonan.(5) Más les valdría esperar pacientemente a que salieras ante ellos. Y Al·lâh es Perdonador y Compasivo] La sura de Al-Hoÿorât (Los Aposentos Privados) 49: Aleyas 4 y 5.

Es una regla de buena educación en el trato. Es verdad que la aleya hablaba al Profeta (SAAWS), pero nos sirve también de lección para corregir los comportamientos de la gente. No es cortés que la gente se llame a grito o mediante sonidos que molestan a los demás. 

3) Cortar el paso o no hacer sitio a tu hermano:

Otra mala conducta muy habitual la lleva a cabo la persona que conduce su vehículo y que no soporta  que el conductor del coche de atrás le adelante, por lo que continuamente le cierra el camino y no le deja conducir normalmente. En esta situación deberíamos tener en cuenta la aleya 11 de la sura de Al-Muÿâdala (La Discusión, 58):

[¡Vosotros que creéis! Cuando se os diga que hagáis sitio en alguna reunión, hacedlo; y Al·lâh os hará sitio a vosotros.]

‘Omar Ibn Al-Jattâb dijo: “Tres cosas te facilitaran obtener el cariño de tu hermano: Una de ellas es  hacerle sitio en una reunión”.

La expresión “hacerle sitio” se puede aplicar en muchas situaciones: en la mezquita, en la carretera -mientras conduces tu coche-. Lo mismo que en las ceremonias. ¿Acaso no has observado que quien entra a un lugar donde hay mucha gente reunida se siente inquieto e incómodo porque todo el mundo le mira? Entonces ¿por qué no le tomas la mano y le guías a un lugar disponible para que se siente?  ¿No le habrás liberado con ello de su estado de inquietud?

También se puede aplicar en las aulas de las universidades, un signo de cortesía es hacer sitio a tus compañeros. ¡Qué hermosa aleya de Al-Qor’ân que te enseña la cortesía al hacer sitio a tu hermano!

·                   

4) Tirar los desperdicios a la calle:

Por ejemplo, una persona está conduciendo su coche y mira a derecha e izquierda para asegurarse de que nadie le está mirando y, entonces, tira desperdicios a la calle. A este respecto, el Profeta (SAAWS) nos enseña: “Retirar del camino un objeto que pueda molestar a los demás es una limosna”.

Entonces, ¿Qué decir del que hace justo lo contrario: tirar los desperdicios a la calle? ¿Qué magnitud tendrá su falta?

El Profeta  -que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él- dijo también: “La fe  está compuesta por setenta y tantas  partes, la más elevada es creer que no hay más divinidad que Al∙lâh y la más baja es retirar del camino un objeto que pueda molestar a los demás”. Eso significa que “retirar del camino un objeto que pueda molestar a los demás” constituye una parte de la fe, y es como si nos dijera que la educación es parte de la fe.  Y también nos enseña que aquél que preserva la limpieza de la calle es como el que da limosna.

Todo esto nos demanda cambiar de actitud y esforzarnos en entender el Islam correctamente. ¿Por qué la gente teme al Islam y a las personas comprometidas con la religión mientras que esta religión está repleta de educación y cortesía?

Reflexiona conmigo: El Profeta (SAAWS) pronunció el hadîz que acabo de citar en un lugar –la península arábiga- desértico. En pleno desierto no difiere mucho si quitas el objeto o no, puesto que el lugar es completamente abierto. Sin embargo, el Profeta (SAAWS) nos estaba enseñando un comportamiento civilizado hace 1400 años, como si se estuviera dirigiendo a nosotros actualmente. Pero, desgraciadamente, nosotros no sentimos el más mínimo remordimiento al tirar un desperdicio a la calle ni tampoco en pleno camino del desierto. 

Pero todavía más grave es escupir en la calle. 

Fíjate en el significado del siguiente dicho del Profeta: “Ciertamente, a los ángeles les molesta lo mismo que al hijo de Âdam (Adán)”.   

¿No te basta con este dicho para que aprendas a aplicar las reglas de la educación y la cortesía en todo? Reflexiona en  cualquier cosa que causa molestia al ser humano y sabrás que igualmente causa molestia a los ángeles. Por ejemplo: escupir, fumar, llevar calcetines sucios y malolientes...etc.

La educación y la cortesía son también fundamentos de la fe.

El Profeta (SAAWS) dice: “Ni se os ocurra sentarse por los caminos. Comentaron algunos: ¡Mensajero de Al∙lâh, no podemos evitarlo, son los lugares de nuestro encuentro! El profeta respondió: “Si no tenéis más remedio, entonces cumplid con los derechos del camino”. Preguntaron ¿Y cuáles son los derechos del camino, mensajero de Al∙lâh? El Profeta contestó: “Bajar la mirada, abstenerse de causar agravios, responder al saludo, ordenar el bien e impedir el mal”.

¿Habéis observado que ellos preguntaban por las reglas de la buena educación en la calle?

·                    5) La educación y la cortesía en las visitas:

·                   

Te informaré sobre la sunna – tradición- del Profeta sobre este punto. En verdad, ¡no sé si estoy hablando de civilización, sunna o una bella virtud moral!

En primer lugar, en cuanto a visitar a alguien sin cita previa, observamos en la Sura de An·nûr  (La Luz, 24), en la aleya 27,  Dice Al∙lâh, Glorificado Sea: ¡Vosotros que habéis llegado a creer! No entréis en ninguna casa que no sea la vuestra sin antes haber pedido permiso [tasta`nisû] y haber saludado a su gente. Esto es lo mejor para vosotros, recapacitad pues”.

Actualmente, la palabra [tasta`nisû] quiere decir que antes de visitar a alguien, debes llamarle por teléfono para pedir su permiso.

Fíjate en la expresión coránica:( tasta`nisû) que significa también: asegurarte de que al dueño de la casa le complacerá tu visita y eso es fácil de adivinar observando el tono de su voz durante la conversación telefónica.

Observa la delicadeza que encierran estas palabras: “...y haber saludado a su gente...” Es decir que el saludo viene después de haber obtenido permiso para la visita, en el momento de entrar a la casa del anfitrión. Sin embargo, si éste no está listo para recibirte, entonces, no debes enfadarte ni molestarte: “….y si os dijera: ¡No entréis! entonces marchaos, pues ello conviene más a vuestra pureza; y Al∙lâh bien conoce lo que hacéis.” Sura de An·nûr  (La Luz ,24: aleya 28).

En el caso de hayan aceptado recibirte y hayáis establecido una cita en un día y una hora determinados, te diriges a su casa y habiendo llegado a su puerta debes recordar lo que te enseñó tu madre siendo un niño: una vez que hayas llamado al timbre, no te coloques justo en frente de la puerta, ya que esto no es de buena educación. El Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, te aconsejó exactamente lo mismo: “No os pongáis justo delante de la puerta, sino un poco al este o al oeste”, es decir que te pongas un poco a la derecha o a la izquierda de la puerta. También aprendimos en nuestras casas que no debemos insistir tocando el timbre repetidamente para que no causemos molestia o enfado a los dueños de la casa. También el Profeta (SAAWS) nos enseña diciendo: “Pide permiso tres veces”. Además, es sunna  dejar un intervalo de tiempo entre cada una de las tres llamadas para darles tiempo en caso de estén cumpliendo con el salâ(t) – oración – o estén en el cuarto de baño.    

Dice el Profeta (SAAWS): “Pide permiso tres veces como máximo, y si no obtienes permiso, entonces márchate”.  Es decir, que no debes insistir llamando al timbre repetidamente porque estás seguro de que hay alguien dentro… eso no es correcto.  “….y si os dijera: ¡No entréis! entonces marchaos”.

Estamos pues en el umbral de la puerta, hemos llamado al timbre y el dueño de la casa pregunta: “¿quién es?”. No debes decir: “Yo” a secas. El Islam nos enseña a identificarnos diciendo nuestros nombres. Dice Ÿâber Ibn Abdul∙lâh: “Fui a casa del Profeta y llamé a la puerta. Él preguntó desde dentro: “¿Quién es?” Yo le contesté: “Yo”. Entonces, le escuché repetir como enfadado: “!Yo!, ¡Yo!”. Y por eso los compañeros del Profeta  aprendieron que cuando el Profeta les preguntaba: “¿Quién es?” ellos debían identificarse con sus nombres.

Así lo aprendieron los compañeros hace unos 1400 años. Así es el Islam que no deja escapar ningún detalle, grande o pequeño. 

Tampoco es propio de una persona educada que una vez dentro de la casa des un portazo a la puerta para cerrarla. El Profeta (SAAWS) dijo: “La delicadeza, cuando está presente en cualquier cosa la embellece, y cuando está ausente de cualquier cosa la deja fea”.

Otro detalle: Cuando el dueño de la casa te invita a ti personalmente a alguna comida, y tú vienes acompañado de uno de tus amigos, o cuando dices a tu madre que has invitado a un amigo tuyo y luego te presentas con seis,  no te estás comportando de una manera educada y cortés.

Una vez, el Profeta (SAAWS) fue con cinco de sus compañeros a casa de un hombre de los Ansâr (Auxiliadores del Profeta, medineses) ya que les había invitado a una comida. Cuando estaban de camino, una sexta persona se les unió. Cuando llegaron a la puerta del Ansârî, el Profeta (SAAWS) dijo: “Éste nos ha seguido. Así pues, si deseas darle permiso para entrar, entrará, y si no, regresará”. El hombre de la casa respondió: “Le doy permiso, Mensajero de Al∙lâh”.

Sin embargo, nosotros actualmente decimos “de cinco a seis no hay mucha diferencia, no se dará cuenta”. Pero el Profeta (SAAWS) nos dice que eso no está bien y nos enseña algo muy diferente.

Si acabas de entrar en casa del anfitrión y viendo el teléfono, le pides por favor que te permita hacer una llamada telefónica, y haces una llamada que puede ser incluso internacional y estás media hora hablando… Tampoco eso es propio de una persona educada y refinada.

Dice el Profeta (SAAWS): “Lo que se apodera con la espada de la timidez está prohibido”. Es decir lo que coges o tomas de alguien mientras que éste solo acepta y calla por timidez es algo prohibido. ¡Imagínate! ¡Qué gran religión!

Te expondré otra situación.  Si estando en una visita,  te alargas y te quedas mucho tiempo, en esta situación fue revelada una aleya coránica que dice: “…y una vez hayáis comido, retiraos….”, Sura de Al-Ahzâb (Los coligados, 33), aleya 53. Es decir, que después de haber acabado de comer, debes marcharte. No te quedes durante mucho tiempo porque es posible que molestes a la gente.

El Imam Ash-shafe`î pasó por algo parecido. Un día un hombre le vino a visitar y se quedó mucho tiempo. El Imam no cesaba de ofrecerle comida y el hombre comía y continuaba la visita. Al final dijo:  Imam, Espero que no te resulte pesado”. El Imam respondió: “Me resultas pesado cuando estás en tu casa”.  Fíjate que incluso cuando le dirige un reproche, lo hace con delicadeza,  porque la frase lleva doble significado.

Vamos a imaginar otra situación. Imagínate que decides visitar a un pariente y permanecer en su casa durante dos días o una semana. Su esposa te da una calurosa  y amable acogida, sin embargo, tú  eres descuidado y desordenado en la casa, y encima invitas a gente de tu cuenta y se quedan contigo hasta muy tarde.

El Profeta (SAAWS) cuando emigró desde Makkah (La Meca) a Medina, un hombre llamado Abû Ayyûb Al-Ansârî le ofreció que se quedara en su casa como huésped hasta que acabara de construir la mezquita y su casa. La casa de Abû Ayyûb constaba de dos plantas. Éste con mucha cortesía dijo al Profeta: “vive tú arriba y yo y mi familia nos quedaremos abajo”, ya que no veía bien estar arriba caminando y haciendo ruido encima del piso del Profeta.  Pero la educación del profeta (SAAWS) era aún mayor, y le dijo: “yo viviré abajo porque muchos compañeros y otras personas vendrán a visitarme y eso podría molestaros a vosotros estando en el primer piso. En cambo, si estáis arriba, no os molestaremos, sobretodo a la esposa”. 

Si visitas a alguien, tampoco es propio de la buena educación que entres y te sientes en el sitio que te apetezca. Debes sentarte en el lugar que te asigne el dueño de la casa. Y ello para que no te sientes en un lugar desde el que puedes divisar toda la casa y así causar molestia a su mujer, por ejemplo.

 

El Profeta (SAAWS) dice al respecto: “Ninguno de vosotros debe sentarse en la cama de alguien, sin su permiso”.  Por extensión, tampoco debemos sentarnos en el sofá de alguien o en cualquier otro lugar que le pertenezca sin su permiso.

Imaginaos a una persona que actúa teniendo en cuenta todas estas reglas, ¿no creéis que todo el mundo le tendrá afecto? ¿No será ésta una persona urbanizada? La civilización no depende sólo de los avances tecnológicos, ni está representada por los caros vestidos que llevamos, ni por el coche que uno posee. La civilización viene representada por la educación y cortesía que aplicamos en nuestro trato con la gente. Y aunque que hayamos sido educados desde la niñez según estas reglas, sin embargo debemos saber que son reglas arraigadas desde hace 1400 años, y que el Islam es nuestra referencia en todos los asuntos, ya sean grandes o pequeños.

La educación y la cortesía con el enfermo:

No te quedes mucho tiempo cuando visites a un enfermo para que no le causes molestia ni fatiga, excepto si es él quien te lo pide y necesita tu compañía. Pero, lo normal es que no te quedes mucho.

En una ocasión vinieron cuatro personas a visitar al Imam Abû Hanîfa cuando estaba enfermo, y se quedaron allí mucho tiempo. El Imam les dijo: “Levantaos que Al∙lâh, Alabado y Ensalzado Sea,   me ha curado”.

La delicadeza y la cortesía con los vecinos:

El Profeta nos enseña que es sunna que si llegas a tu casa llevando una comida preciada o unas frutas deliciosas por ejemplo, y tus vecinos las ven o las miran, entonces debes ofrecerles un poco. No es cortés ocultarlas tenazmente, como tampoco lo es que las exhibas. Pero, en cualquier caso, si llegan a verlas debes ofrecerles un poco. 

Suele ocurrir que llega uno con una bolsa de manzanas, por ejemplo, y saca alguna ofreciéndosela a sus hijos delante de los niños de sus vecinos, sólo para demostrarles que tienen dinero. Eso no es de personas educadas.

Lo mismo ocurre si cocinas alguna comida que desprende un olor penetrante y apetitoso, en ese caso debes ofrecer un plato a tus vecinos.

Tampoco es correcto que añadas altura a un muro de tu casa, de modo que sobrepase el de tu vecino, sin antes haberle pedido permiso. Nosotros tenemos conflictos en la mayoría de los edificios, porque muchos vecinos levantan paredes o añaden pisos sin tener permiso legal ni permiso de los vecinos, a los que privan con ello del sol y el aire que tenían.

Las reglas de educación y cortesía en las mezquitas:

1-     Hacer sitio a los demás.

2-     No caminar por encima de las cabezas de otras personas que están rezando cuando te desplazas entre las filas.

3-     Apagar el móvil. ¡Efectivamente, a los ángeles les molesta lo mismo que a los hijos de Adâm (Adán)! Imaginaos que alguien se encuentre en un estado de completa sumisión a Al·lâh (jushû’a), inmerso completamente en su oración… ¡y de repente suena un móvil! Evidentemente, le distrae y le despoja de ese momento tan preciado.  Eso, por supuesto, le molesta y seguramente se enfada con el dueño del móvil. Puede incluso que llegue a hacer súplicas (do’â´) contra él. Además, ha molestado a los ángeles.

4-     Algunas veces procuramos luchar contra algunas costumbres, arraigadas en la sociedad, que son innovaciones (no tienen nada que ver con la sunna o la tradición del Profeta), pero desafortunadamente lo hacemos de manera incorrecta. A este respecto, recuerdo una situación que nunca podré olvidar:

“Había un hombre anciano que no aplicaba correctamente la sunna, ya que al finalizar el salât -la oración- alargó su mano para saludar al joven que estaba sentado a su derecha diciéndole: “Haraman” (refiriéndose a su deseo de que visite la mezquita inviolable de Makkah) y el joven le saludó respondiendo “ÿam`an” (es decir, deseo que todos nosotros lo hagamos). Esto es una innovación y no tiene nada que ver con la sunna del Profeta (SAAWS).

El anciano después alargó su mano para saludar al joven que estaba a su izquierda diciéndole lo mismo. Pero éste rechazó estrecharle la mano y le dijo: “eso no es sunna”.

El anciano le dijo: ¿Acaso piensas que la falta de educación es la que tiene que ver con la sunna?

Simplemente, este joven habría podido estrecharle su mano y al mismo tiempo explicarle que aquello era una innovación y no pertenece a la sunna.

Prestad atención a estos simples gestos de educación y cortesía en el trato a los demás.

5-     Otro signo de buena educación es no separar a dos personas en una reunión, sentándose en medio de ellos. Es sunna pedirles permiso antes de sentarte en medio o ponerte a su lado.

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