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Escritos islámicos
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4 mai 2009

La educación y la cortesía (parte 3)

La educación y cortesía al hacer da’wa ( llamamiento al camino recto de Al∙lâh):

Dedico estos consejos a los jóvenes y a las jóvenes que aman la religión y que quieren hablar a la gente sobre ella:

1) si observáis que alguien comete un error: Fijaos como Al-Hasan y Al-Husain (nietos del Profeta, que los Rezos y La Paz de Al∙lâh sean sobre él) se comportan en tal situación.

((Una vez observaron que un hombre hacía el wûdû´ (las abluciones) de una manera incorrecta, entonces elaboraron un plan inteligente. Uno de ellos se acercó al hombre y le dijo: “Señor, mi hermano afirma que hace el wûdû´  mejor que yo, pero yo juro que lo hago exactamente igual que lo hacía el mensajero de Al∙lâh, así que juzgue usted quién de nosotros lo hace mejor”. Entró el primero e hizo las abluciones paso a paso y exactamente como dice la Sunna (la tradición del Profeta). Después entró el otro y lo hizo igual que su hermano. El hombre les miró a los dos y les dijo: “Por Al∙lâh, yo no la hago tan bien como vosotros”. Entonces, le respondieron: “Yazâka Al·lâhu jairan (Que Al∙lâh te recompense con el bien)”, y se marcharon)).

¿Habéis visto como debe ser el comportamiento refinado al intentar corregir algún error o al llamar al camino recto de Al∙lâh. Eso es mucho mejor eso que decir: “Oiga, lo que usted está haciendo es incorrecto. Así es como debe hacerlo”.

En una ocasión, estaba el Profeta en la mezquita cuando entró un beduino y se puso a orinar dentro de la mezquita. ¡Imagínate, dentro de la mismísima mezquita del Profeta (SAAWS)! Entonces, los compañeros del Profeta se dirigieron hacia él enfurecidos, pero el Profeta (SAAWS) les dijo: “Dejadlo que acabe de orinar”. ¡Imaginaos! Observad el buen juicio del Profeta (SAAWS) y su refinamiento al tratar de solucionar esta situación. Realmente, el agravio ya estaba hecho. Además,  ¿os imagináis lo que hubiera ocurrido si empiezan a correr detrás del beduino mientras está orinando?      

2) Todos nosotros sabemos que Yibrîl (El Arcángel Gabriel), que la paz sea con él, no descendió para informar al Profeta sobre la necesidad de establecer el “Âdhân” (llamada a la oración). Mientras los musulmanes pensaban en cual sería la mejor manera de reunir a la gente para la oración, un compañero vio en un sueño como alguien hacía el Âdhân tal como se hace ahora. ‘Omar Ibn El Jattâb tuvo la misma visión. Entonces, los dos se dirigieron corriendo a informar al Profeta sobre sus respectivos sueños. El Profeta dijo: “Habéis tenido una visión verdadera, pero encargad a Bilâl que sea él quien haga el Âdhân, porque su voz es más bella”.   

Efectivamente, no fue el que tuvo el sueño el responsable de realizar el Âdhân, sino Bilâl. Aunque haya otra persona que esté más cercana a Al·lâh, el que se encarga de llamar a la oración debe ser alguien que posea una bella voz. Se trata de un valor estético en el Islam. Y después llegaron miles de Mo`adhinîn (el que realiza el Âdhân) que destacaban por la belleza de su voz para cumplir con lo que el Profeta había dicho 1400 años antes.

3) El Imâm Abû Hanîfa procuraba realizar siempre los rezos nocturnos voluntarios (Quiyam el lail). El vecino más próximo a él era un joven vicioso. Cada noche volvía a su casa borracho, y empezaba a cantar, cosa que molestaba al imam que se encontraba rezando. Abû Hanîfa sabía que si le llamaba la atención en ese estado, no le haría el menor caso. El joven siempre cantaba diciendo: “Me han echado a perder, me han echado a perder...”. Una noche el Imâm se disponía a hacer sus rezos nocturnos, pero no escuchó al joven vecino cantando. Entonces, preguntó por él: “¿Dónde está  el joven que cantaba Me han echado a perder?” La gente le respondió que la policía  le había detenido por embriaguez.

El Imâm quiso hacerle da’wa (llamarle a seguir el camino de Al·lâh) pero de una manera refinada. Se dirigió a la comisaría de policía y dijo: ¿Lo podéis dejar en libertad por mí (yo respondo por él)? Le dijeron: ¡Pero está continuamente borracho! El Imâm repitió su petición una y otra vez hasta que lo soltaron. El Imâm le acompañó y le dijo “Móntate detrás de mí en la mula”. El joven se mantuvo callado todo el camino y cuando llegaron a casa, el Imâm le preguntó: ¿De verdad te hemos echado a perder, muchacho? Y  éste contestó: “Por Al∙lâh que no. ¡Por Al∙lâh que no volveré a hacerlo!”, refiriéndose a beber alcohol.

¿Habéis observado lo que se puede conseguir con la educación y la cortesía en el trato con la gente?

La educación y la cortesía al hablar con la gente:

1) Uno de los comportamientos más extendidos que refleja la falta de educación es Interrumpir al otro mientras está hablando sin dejarle oportunidad para hablar.

Observa lo que hizo el Profeta (SAAWS):

Un hombre incrédulo se dirigió hacia él proponiéndole cosas ridículas, llenas de burla hacia la religión. Le dijo: “¡Mohammad! Si con lo que estás haciendo pretendes hacerte rico, estamos dispuestos a ofrecerte tanta riqueza que te convertirías en el más rico de nosotros. Y si lo que pretendes es obtener poder sobre nosotros, te nombraremos nuestro rey…¡Qué ridiculez! 

Este hombre se llamaba: ‘Otba Ibn Rabi’a y era un familiar del Profeta (SAAWS). Al principio, cuando empezó a hablar al Profeta le dijo: “¡Sobrino! Te voy a exponer algunas cosas que te propone tu gente, escúchame pues”. El profeta le contestó: “Adelante, Abâ Al Walîd, te escucho” - observa la educación del Profeta- y a pesar de todo lo que dijo el hombre (las propuestas citadas arriba) el Profeta no lo interrumpió ni una sola vez.

Cuando éste acabó, el Profeta le preguntó: “¿Has acabado, Abâ Al Walîd?” –observa la cortesía del Profeta: le llamó con el apodo que más gustaba a los árabes (haciendo referencia a su hijo, “Padre de Walîd”) y no por su nombre, “’Otba”. Cuando le dijo que, efectivamente, había acabado, entonces el Profeta le dijo: “Ahora, escúchame tú”.

A continuación, empezó a recitar la sura Fus·silat (“Expuestos con claridad”-41), de la aleya 1 a la 13, en la que dice: (13) Pero si se apartan, di: “¡Os prevengo de un rayo de castigo como el rayo [que cayó sobre las tribus] de ‘Aâd y Zamûd!”. Al escuchar las aleyas el hombre sintió miedo, y puso la mano sobre la boca del Profeta –para que no continuara-  y le dijo suplicándole: “¡Por nuestro parentesco, te ruego que no continúes!”. El Profeta calló. ¡Has observado qué educación en el diálogo!

El día en el que el Profeta se dirigió a la población de At-Tâ´if para invitarles al Islam, la tribu de Zaqîf causó al Profeta muchos agravios: le tiraron piedras, le insultaron y le escupieron en la cara. Además, hirieron la cabeza de Zayd Ibn Hâriza, el sirviente del Profeta (SAAWS). Las piernas del Profeta estaban llenas de sangre. En medio de todo esto, buscando algún lugar para refugiarse de las piedras, el Profeta (SAAWS) encontró un pequeño huerto en el que se escondió para protegerse. Los propietarios del huerto se conmovieron al ver el estado del Profeta (SAAWS), que estaba cubierto de sangre. Por eso, enviaron un muchacho que se llamaba ‘Ad·dâs - de 12 años – que era cristiano, encargándole que ofreciera algunos racimos de uva a aquel pobre hombre – ellos no sabían que era el Profeta- . El muchacho puso el plato ante el Profeta (SAAWS) para que comiera, tomó una y dijo en voz alta “En el nombre de Al·lâh”.

Enseguida el muchacho exclamó: “¡Estas palabras no son corrientes entre la gente de estos parajes!”.

El Profeta entonces, aprovechó para entablar una conversación con el muchacho, diciéndole:

-“¿Cómo te llamas?”

- “‘Ad·dâs”,  contestó el chico.

-¿De qué país  eres, ‘Ad·dâs?, preguntó el Profeta.

-“Soy de Ninawa” (Nínive, la capital de Asiria, situada en la orilla izquierda del Tigris).

-“¿Del mismo país del hombre piadoso Yûnos Ibn Mat·ta (el profeta  Jonás)?”, le preguntó el Profeta.

-¿Cómo lo conoces? Preguntó ‘Ad·das.

-“Es mi hermano. Era un profeta y yo soy profeta”, respondió el Profeta (SAAWS).

En ese momento, el muchacho se inclinó a besar los pies del Profeta.

Cada vez que escuchaba esta historia, me sorprendía y no entendía por qué razón el muchacho se había inclinado a besar los pies del Profeta. Al final, he sacado estas conclusiones: 

1-     El Profeta empezó diciendo “En el nombre de Al·lâh”. La lección que debemos sacar de ello es que no debemos evitar las palabras que reflejan nuestra fe con el propósito de ganarnos el afecto de los demás. 

2-     El Profeta le preguntó “¿Cómo te llamas?”. Una de las claves para mantener un diálogo positivo es preguntar a tu interlocutor por su nombre.

3-     El Profeta le llamó directamente por su nombre al volver a preguntarle: “¿De qué país  eres, ‘Ad·dâs?”

Lo que hace normalmente uno de nosotros es preguntar el nombre de su interlocutor sin prestar mucha atención. Por ejemplo, estás hablando con un joven y le preguntas por su nombre, y él te dice “me llamo Ahmad”. Pasados unos minutos le dices “estoy encantado de hablar contigo, Mohammad”. Y eso porque no has prestado suficiente atención a su nombre.

Al contrario, el Profeta (SAAWS)  llamó al muchacho por su nombre enseguida, para no olvidarlo, y de ese modo creó en el chico un sentimiento de afecto hacia el Profeta.   

4-     Luego, el Profeta le preguntó sobre su país de origen  y cuando ‘Ad·dâs le contestó, el Profeta (SAAWS) dijo: “el país del hombre piadoso…” observa cómo describió al hombre: “hombre piadoso”.

y mencionó el nombre completo “Yûnos Ibn Mat·ta”, para dejar claro de quién estaba hablando. Y luego dijo: “Es mi hermano, era un profeta y yo soy profeta”. Se presentó a sí mismo como profeta después de mencionar al Profeta Yûnos, y éste es un comportamiento de respeto y cortesía, y después el muchacho se inclinó a besar los pies del Profeta. 

Otra de las normas de la cortesía y la buena educación que nos enseñaron en casa es no cuchichear, ni tampoco charlatanear. El Profeta también nos prohibió charlatanear. Así, cuando hablaba, la gente le escuchaba.

También nos enseñó otro detalle muy bonito: si hay tres personas juntas, está prohibido que dos se aparten y empiecen a hablar en voz baja para que el tercero no se entere. Sólo está permitido hacer esto en el caso de que esas tres personas estén en un lugar en el que hay más gente, como mínimo una cuarta persona.  Y esto para respetar los sentimientos de la tercera persona y para que no se imagine que están hablando de él y sienta desconfianza.

Yo conozco a una muchacha en Inglaterra que se convirtió al Islam por ese mismo gesto de cortesía. Dentro de esta misma norma, si se juntan tres personas y uno de ellos no habla ni entiende la lengua en la que hablan los otros dos,  éstos sólo deben utilizar la lengua común entre los tres, para que el tercero no sienta que están hablando de él.

Esta muchacha trabajaba en el mismo lugar en que trabajaban dos egipcios, y éstos normalmente hablaban árabe entre ellos, pero cada vez que se acercaba la muchacha, continuaban la conversación en inglés. Esta escena se repitió varias veces y la muchacha lo notó, por eso les preguntó por qué se comportaban así. Ellos contestaron que eso era de la sunna – tradición del profeta Mohammad, que Los Rezos y La Paz de Al∙lâh sean sobre él-, y que eso es lo que su Profeta les había aconsejado hacer. La joven inglesa respondió diciendo textualmente: “Ese profeta vuestro profeta era muy civilizado”. Seis meses después, la joven se convirtió al Islam y dijo que lo primero que hizo que su corazón se abriera al Islam fue la cortesía y la corrección de esta religión.      

Otra norma básica de buena educación es no utilizar palabrotas al hablar. Hoy en día, los jóvenes han tomado la mala costumbre de llamarse unos a otros mediante insultos y palabrotas. Y en este sentido recuerdo una historia. Una vez estaba uno de los seguidores del Profeta con su hijo pequeño, y pasó por delante de los dos un perro. El niño dijo: “¡Vete perro, hijo de perro!”. Muy enfadado, el padre le dijo: “¡Ni se te ocurra volver a repetir esas palabras!” El niño dijo: ¿Por qué papá? ¿No es un perro y su padre también lo es? Entonces el padre dijo: “Sí, hijo. Pero tú se lo has dicho con la intención de despreciarlo y no afirmando un hecho, y no es correcto que de tu boca salgan tales palabras”.

¡Queremos conseguir adoptar esta sublime virtud! Debemos tener cuidado de no ofender a nadie con nuestras palabras.

El Profeta (SAAWS) cuando hacía alguna crítica o pretendía corregir el comportamiento de una determinada persona, no le acusaba directamente sino que reunía a la gente  y criticaba la conducta en sí, sin citar el nombre de la persona. Por ejemplo, decía: “¿Qué diríais de la gente que hace tal y tal cosa?” O “Al·lâh no aprueba que la gente haga tal y tal cosa, lo correcto es hacer esto otro”. Nunca nombraba a alguien personalmente y decía “Tú, Fulano de tal has hecho…”. Su objetivo era enseñar y corregir, y no humillar y ofender.   

Sigue el ejemplo de nuestro profeta Yûsuf (la paz de Al·lâh sea sobre él). Sus hermanos le abandonaron, le arrojaron a un pozo. Estuvo veinte años separado de su familia y sufrió muchas contrariedades a causa  de ellos. Pero, fíjate qué comportamiento tan cortés tuvo con sus hermanos cuando se volvió a encontrar con ellos después de tantos años. Dice Al-Qor’ân: “Subió a sus padres sobre el trono y cayeron postrados en (reverencia) ante él, dijo: ¡Padre mío! Esta es la interpretación de mi visión anterior, mi Señor ha hecho que se realizara y me favoreció al sacarme de la prisión y al haberos traído a mí desde el desierto después de que el Shaytán hubiera sembrado la discordia entre mí y mis hermanos.” Fijaos que no mencionó nada del pozo, solo dijo “al sacarme de la prisión” y eso para no ofender a sus hermanos, que estaban presentes. ¡Qué conducta tan sublime! Dice también: “El Shaytán hubiera sembrado la discordia entre mí y mis hermanos”, aunque en realidad Satanás sembró la discordia en ellos mismos, para que urdieran una trama y le tiraran al pozo. Sin embargo, él no quería decir que Satanás había engañado a sus hermanos y echó las culpas de todo lo que había pasado a Satanás, que había corrompido la relación entre sus hermanos y él. Además,  el profeta Yûsuf empezó por él mismo: entre mí y mis hermanos”.

¿Observáis el grado de corrección y cortesía? ¿Eres capaz después de escuchar esto de ofender a tu vecino con tus malas palabras? ¿Eres capaz de ofender a tu cónyuge?

La educación y la cortesía con las personas de alto rango:

Como por ejemplo, tu profesor en la Facultad, un ministro, un sabio… Es propio de la sunna (la tradición del Profeta) que trates a cada persona según su categoría, excepto en estado de guerra. Observa al Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, cuando envió un mensaje a Cosroes, el rey de Persia, que daba culto al fuego, diciendo: “De Mohammad, el mensajero de Al·lâh, a Cosroes, el gran rey de Persia”. También envió el mismo mensaje a Heraclio, el emperador bizantino: “De Mohammad, el mensajero de Al·lâh a Heraclio, el emperador de los bizantinos”. Aunque el Profeta podía haber dicho “a Cosroes, el incrédulo” o “a Heraclio, el incrédulo”. Sin embargo,  les nombró según la categoría que ostentaban en sus respectivos países”. ¡Qué corrección! 

Ni se te ocurra tutear a tu profesor de la Facultad. Dirígete a él tratándole de “usted”. Eso forma parte de la corrección y la cortesía islámica.

La educación y la cortesía con personas que te han hecho un favor:

Entre ellos hay que destacar a tu profesor. No pienses ni por un momento que burlarte de él equivale a ser valiente. Es una persona a la que tienes mucho que agradecer… ¿No fue él quien te enseñó? Del mismo modo, aquellos que te han enseñado religión o los que te han ayudado a ser más comprometido con  el Islam te han hecho un gran favor, y tú debes agradecérselo y respetarles.

Mira a Al-Abbâs, el tío del Profeta, cuando un hombre le preguntó: ¿Quién es mas grande, tú o el Profeta? Él contestó: “El Profeta es más grande que yo, aunque nací antes que él”. Una respuesta muy educada para expresar que él es mayor que el Profeta en edad, pero el Profeta es más sublime que él.

El día que Abû Bakr As-Siddîq y el Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre el, entraron en Medina el día de Al-Hiÿra (la emigración del Profeta de la Meca a Medina), la gente de Medina no sabía quien de ellos era el Profeta. El camello de Abû Bakr  precedía al del Profeta y por eso la gente pensó que él era el Profeta. Entonces, tomaron el freno de su camello para guiarle. Abû Bakr no quería corregirles para que no se sintieran avergonzados, entonces tomo su capa e hizo con ella sombra al Profeta. Enseguida entendieron que él no era el Profeta y todos se dirigieron hacia el Profeta y tomaron el freno de su camello.

Lo que ocurre a menudo es que los chicos pierden el respeto por el profesor que les ha dado clases desde que eran pequeños. De tanta confianza que tienen con él, olvidan el respeto que le deben. O pasa también con los profesores particulares que vienen a enseñar a casa, hay muchos jóvenes que les hablan como si fueran amigos suyos, y eso no es correcto, le debes un respeto por ser tu profesor.

El Imam Al-Shâfe’y  dice: “No puedo pasar la página del libro de manera que haga ruido delante de mi profesor porque no quiero molestarle”. Y dice también: “No puedo beber agua delante de mi profesor por respeto hacia él”.

La educación y la cortesía en los funerales:    

Es frecuente ver en los funerales -mientras se está recitando Al-Qor’ân y la madre, la hermana y la esposa del difunto están llorando por la pérdida de su ser querido-, a las señoras vecinas del difunto, así como también algunos hombres, que están charlando de sus asuntos. Esto no es correcto.

El Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, dice: “A Al·lâh le gusta el silencio en tres situaciones:

1)       En el avance de la tropa.

2)       Cuando se está recitando Al-Qor’ân (El Corán).

3)       En los funerales.”      

A modo de conclusión en el tema de la cortesía en el trato con la gente, es preciso tener en cuenta que:

1)  un exceso de cortesía puede desembocar en una falta de cortesía. Por ejemplo, si estás visitando a un enfermo, no te quedes allí mucho tiempo. Pero si el paciente insiste en que te quedes con él, no insistas tozudamente en irte con el pretexto de que es una norma de buena educación. 

2) Comportarse de una manera demasiado formal, demasiado seria, no es correcto. El-Shâfe’y dice: “el hermano más pesado para mí es el que finge conmigo pretendiendo ser exquisitamente formal y finjo con él. Y el mas cercano de mi corazón es aquél con el que me comporto como si estuviera solo”.

Está equivocado aquél que no se ríe nunca para aparentar que es una persona correcta y educada.

La educación y la cortesía con Al·lâh:

1-     Guárdate de que tu mente se atreva atribuir a Al·lâh algún fallo o punto débil.

Ni se te ocurra decir frases del estilo: “¿Por qué, Al·lâh, has hecho eso con mis hijos?”. La persona que dice eso es maleducada y grosera con Al·lâh.

2-     Guárdate de que tu corazón se incline hacia otro que no sea Al·lâh.

¿No te parece incorrecto que pienses en otra cosa o que tu corazón esté en otro sitio mientras estás rezando entre Sus manos?

3-     Guárdate de que tus acciones sean actos que Al·lâh detesta.

Por ejemplo, mirar a una mujer en la calle, salir con una chica, abandonar la oración, cometer pecados… Hacer esas cosas es ser maleducado con Al·lâh.

Los eruditos del Islam dicen:

Quien se educa a sí mismo en cumplir estas tres cosas se convierte en una persona cercana y amada por Al·lâh:

1)      Su mente está con Al·lâh.

2)      Su corazón está con Al·lâh.

3)      Sus acciones son para Al·lâh y con Al·lâh.

¿Has visto hasta qué nivel puede elevarte el ser educado con Al·lâh?

Ejemplos de cortesía con Al·lâh:

1) El profeta ‘Îsa Bnu Maryam:

Cuando Al·lâh le dice en el Día del levantamiento: “¡’Îsâ, hijo de Maryam! ¿Has dicho tú a los hombres: Tomadme a mí y a mi madre como dioses aparte de Al·lâh?”. ‘Îsa contestó: “¡Gloria a Ti! ¡No me pertenece decir aquello a lo que no tengo derecho! Si lo hubiera dicho, Tú ya lo sabrías. Tú sabes lo que hay en mí, pero yo no sé lo que hay en Ti.”.

¡Qué corrección y que manera tan educada de hablar con Al·lâh! Podía haber dicho “No, yo no he dicho eso, ¿Cómo iba a decir una cosa así?”. Sin embargo, su buena educación le llevó a glorificar y enaltecer a Al·lâh y a afirmar su infinito saber diciendo que es imposible que él (Îsâ) diga algo que Al·lâh no conozca, y Él lo sabe todo. Así, completó su discurso diciendo: “Es cierto que Tú eres El Conocedor de lo más Recóndito”, Sura de la Mesa Servida, 5; aleya 115.

¿Qué opináis de su grado de educación?

2) La historia del profeta Mûsâ con Al-Jedr:

Al-Jedr hizo tres cosas:

1-     Agujereó la embarcación.

2-     Mató al chico.

3-     Reedificó el muro para los dos huérfanos.

Las dos primeras acciones, que parecen malas a simple vista, se las atribuyó a él mismo. En la Sura Al-Kahf (La caverna, 18), Al-Jedr comenta esas acciones diciendo: “En cuanto a la embarcación, pertenecía a unos pobres que trabajaban en el mar y quise estropearla”, guardándose de relacionar la acción mala (a simple vista) con Al·lâh. Después dice: “El muchacho tenía padres creyentes y temíamos que les obligara a la rebelión y a la incredulidad. Y quisimos que su Señor les diera a cambio uno mejor que él”. Si os fijais dice “temíamos” y “quisimos” pero no dice “Al·lâh quiso” para  no asociar una mala acción con Al·lâh,  incluso aunque solo sea mala a simple vista. 

   

Sin embargo, cuando comentó la reedificación del muro, dijo: “Y en cuanto al muro, era de dos muchachos de la ciudad que eran huérfanos y debajo del mismo había un tesoro que les pertenecía. Su padre había sido de los justos y tu Señor quiso que llegaran a la madurez y pudieran sacar su tesoro”. Aquí, en cambio, dice “Al·lâh quiso”, porque la acción se ve a simple vista buena, entonces se la atribuye directamente a Al·lâh.

En términos generales, Al·lâh valora a la gente de diferente manera dependiendo de su nivel de corrección hacia Él. Por ello, maldijo a los judíos. Una de las razones de esta maldición fue su grosería y falta de educación hacia Al·lâh: “Dicen los judíos: La mano de Al·lâh está cerrada. ¡Que se cierren las suyas y sean malditos por lo que dicen! Por el contrario Sus dos manos están abiertas, (extendidas), y gasta como quiere.”, Sura Al Mâ´ida, 5; aleya 64. Por otro lado, la aleya “Y así fue como Al·lâh oyó la palabra de quienes dijeron: Al·lâh es pobre y nosotros somos ricos”, Sura Âle-‘Imrân, 3; aleya 181, se refiere también a los judíos. Fueron maldecidos a causa de su falta de educación hacia Al·lâh.

Pero si nos centramos en los musulmanes, también nosotros somos valorados por Al·lâh Todopoderoso de diferente manera dependiendo de nuestra educación y corrección con Él. Entre nosotros, hay quien:

1) Abandona los pecados para ser educado con Al·lâh.

2) Reza oraciones voluntarias durante la noche, pero vistiendo su mejor ropa y poniéndose su mejor        perfume pretendiendo tener el mejor aspecto para encontrarse con Al·lâh.

3) Se limpia los dientes con el Sewâk (una raíz que el profeta utilizaba para limpiarse los dientes) antes de cada oración para que su boca tenga buen olor preparándose para su encuentro con Al·lâh.

4) Escuchan en silencio el Âdhân (llamada a la oración) dando el respeto que se merece a los rituales que Al·lâh nos ha prescrito.

5) Si oyen Al-Qor’ân, lo escuchan en silencio y con mucha atención por educación hacia Al·lâh. (…)

Hay grados de educación con Al·lâh, jóvenes. Yo la comparo con un rey que pide ver a uno de sus siervos. ¿A quién creéis vosotros que aceptará ver? ¿A uno maleducado o por el contrario a uno que sea un modelo de corrección?

De la misma manera, Al·lâh Todopoderoso permite que la gente se le acerque dependiendo de su educación con Él, Enaltecido y glorificado Sea. Por eso, cuanto más educación tiene la gente con Al·lâh, más cerca le permite Al·lâh que esté de Él, Enaltecido Sea.  Por eso también,  la única persona que tuvo acceso al punto más extremo (sidrat el montahâ) para encontrarse con Al·lâh, Enaltecido Sea, en el viaje de Al-Isrâ´ wal-Mi’râÿ -el extraordinario viaje nocturno que realizó el Profeta Mohammad en el que ascendió a los siete cielos- fue el Mensajero de Al·lâh, Mohammad, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él,  porque es la persona con el grado más perfecto de educación que ha tenido alguien.

Al·lâh Dice de él: “No se desvió la mirada ni se propasó“, refiriéndose a este encuentro. Y ello debido a su extraordinaria educación con Al·lâh.

Ésta es la educación, hermanos. Realmente, el que no da importancia a esta virtud moral con Al·lâh se priva a sí mismo de seguir la sunna (tradición del Profeta) y aumentan sus pecados.

Os aconsejo ser muy educados con Al·lâh y con Su profeta y que os comportéis con la gente de igual manera.

             

    

Que la Paz, la Misericordia, y las Bendiciones de Al·lâh sean con vosotros.



[1] Al∙lâh= significa Dios. Es el Nombre Más Grande que ostenta el Único Creador que posee todos los atributos propios de la divinidad, tal como fue revelado en el Qor´ân.

[2] (SAAWS): Sal·la Al·lâhu Alayhi Wa Sal·lam: Los Rezos y la Paz  de Al∙lâh sean sobre él, que es explicada por los ulemas como sigue:

Sal·la Al·lâhu Alayhi: significa que le cubra con su misericordiaEl motivo de traducirlo literalmente es porque estas palabras son repetidas por los musulmanes de todo el mundo, siguiendo el precepto divino de decir esta expresión siempre que se mencione al Profeta, en la llamada a la oración (Al Âdhân) o en cualquier circunstancia, como veneración concedida por Al·lâh a Su último Mensajero, que ha sido enviado a toda la humanidad. Wa sal·lam: significa:  y derrame Su Paz sobre él.

[3] TSQ = Traducción de los Significados de Al Qor'ân. Es imposible transmitir exactamente los verdaderos significados que contienen las palabras de Al Qor'ân o imitar su elocuente retórica. Se han traducido los significados de Al Qor'ân y no se puede decir que sea una traducción de Al Qor'ân. Esta traducción nunca podrá reemplazar la lectura de Al Qor'ân en lengua árabe -la lengua en que fue revelado-.

[4] * [Nota del traductor: Algunos ulemas interpretan la expresión “Qadîmô li anfosakom” ( Adelantad buenas acciones) en  pedir refugio a Al·lâh  contra  el maldito satanás antes de practicar la relación conyugal.]

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